Buscamos la luz de una farola rota, una
bombilla que proyecta mentiras. Damos por válidos engaños y damos
por malos elementos no iluminados. La farola rota, única luz en toda
la calle, nos conforta, y ella reposa tranquila, sabiéndose
suficiente para saciar los cuerpos cansados.
El hombre se apoya en su poste frío y no duerme para guardar su puesto privilegiado.
Pasamos hambre y frío en una calurosa
noche de verano.
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