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miércoles, 5 de junio de 2013

Tuvieron tiempo

Tuvieron tiempo las torres,
los caballos, los afiles,
para darse la vuelta,
incluso después de hacerlo,
de tumbar a tres o cuatro.

No miraron a los lados tampoco,
la torre ciega,
los caballos cegados
y los alfiles altivos.

No sé si pensaron que ellos
tenían la mayor de las paciencias,
el mayor de los letargos,
o el menor de los poderes,
no sé si tras hacerlo les entró el miedo
o solamente fueron recompensados.

Cuando se derrumbó la torre
el caballo estaba nervioso
y el alfil pedía explicaciones,
¿a quién?, ¿de qué?

Sin poder huir de un tablero finito
fueron atropellados,
odiados, insultados,
porque sin caballo el jinete era una persona,
sin traje el alfil era una persona,
pero las personas ya no perdonaban
porque tres o cuatro fueron tumbadas,
y por ellos
nunca más se arrodillarían.

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