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martes, 10 de marzo de 2015

Uno, dos y mil te quieros


Todas las noches le decían 'te quiero' y le besaban la boca, el cuello, los pechos. Se lo decían en la calle, en el coche, en la habitación del hotel y en el baño. 'Te quiero', le repetían, 'te quiero'. Otra caricia, otra mano por dentro del pantalón, otro sujetador arrancado violentamente.
'Eres la mujer de mi vida', le susurraban siempre al oído, antes de volverse a sus casas.
'Solo son clientes, aguanta', se repetía ella, máquina expendedora de amores no correspondidos.

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