Una fórmula es – explicó el
profesor- una estructura prefijada. Es algo que se dice
automáticamente, sin ningún valor emotivo por parte del emisor. Se
suele considerar que las más comunes son las fórmulas de cortesía,
por ejemplo que tenga un buen día
o es un placer conocerle.
Hay fórmulas como perdón
o gracias que también
son muy repetidas. Sin embargo hay muchísimas
más. Nosotros usamos fórmulas continuamente. Durante el día
decimos un gran número de cosas que realmente no estamos pensando.
Cuando al acabar la clase os digo que tengáis un buen día, ni yo
ardo en deseos de que os lo paséis bien ni vosotros os paráis a
pensar que realmente os lo
estoy deseando. Es solo una
fórmula.
Vosotros
aún sois jóvenes. Aunque vivís rodeados de fórmulas no las emitís
constantemente porque vuestras vidas no están atenazadas aún por la
rutina. Seguramente no sepáis lo que es ir al entierro del padre de
un amigo tuyo del instituto que no ves desde hace diez años y
decirle te acompaño en el sentimiento.
Si no se lo dices parecerás
despreocupado y sería
socialmente inaceptable, y si
lo dices cumplirás tu papel, pero serás un mentiroso. Lo más
probable es que no le acompañes en el sentimiento. Seguramente
tenías mejores cosas que hacer que ir a un entierro de un señor de
95 años que prácticamente
no conocías. Pero ahí
estás, mintiendo.
Cuando
tu mujer cada noche en la cama justo antes de apagar la luz para
dormir te dice te quiero
y tú le respondes cerrando el libro y quitándote las gafas y
yo a ti, estás siendo
un simple hipócrita. Estás
pensando en el misterio del libro, buscando la funda de las gafas u
ocupando la mente en cualquier cosa, pero tu cerebro no te está
diciendo joder, la amo. Hemos
asimilado la situación, hemos hecho un pacto tácito por el cual
cada noche nos vamos a decir que nos queremos, aunque realmente no lo
estemos pensando. Algún día
probad a no responder
el y yo a ti. Se crea
una situación desesperadamente incómoda que solo se puede evitar
con la
fórmula.
Supongo
que habréis entendido lo que quiero explicar. Vivimos rodeados de
fórmulas, las cuales damos y recibimos constantemente. Son frases
que con solo existir nos hacen la vida más fácil, nos ahorran malas
caras y situaciones desfavorables para nosotros y ocultan nuestra
realidad de personas indeseables para esta sociedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario